Por Luz Elena Grisales
A propósito del Premio Nóbel de Medicina 2017 se evidencia que las mujeres científicas aún son las cenicientas de la ciencia. La última Premio Nóbel de Medicina, la científica china Youyou compartió su premio en el 2015.
Youyou desde 1965 ha trabajado en la Academia China de Medicina Tradicional China, donde ahora es Jefe Científico. Entonces es pertinente preguntarse:
Cenicientas de la Ciencia ¿por qué?
«Las mujeres no han estado presentes por tiempo suficiente, o en números suficientes, para que sepamos si la ciencia sería ‘diferente’ si fuese dirigida con igualdad por mujeres y hombres”.
Para GenderInSite, Género en Ciencia, Innovación, Tecnología e Ingeniería, por sus siglas inglesas, aún en el 2015, “el sesgo de género en la ciencia e investigación científica es un problema universal”.
Citando investigaciones en 66 países concluyen que persisten “fuertes estereotipos sobre género y ciencia, incluso en naciones con altos niveles de igualdad de género”.
Por qué las mujeres científicas continúan siendo las cenicientas de la ciencia?
Explicando el Problema
En Física clásica, el problema de tres cuerpos es de lo más frustrante: Si hay dos cuerpos con masa un sol y un planeta, la Física de Newton permite saberlo todo a partir de un conjunto de condiciones iniciales; pero si agregamos un tercer cuerpo, una luna, todo se fastidió: ya no hay una solución analítica única, elegante, tranquilizadora .
En el caso de las mujeres científicas, la cosa es peor. El problema de dos cuerpos, dos, ya viene envenenado: o no tiene solución o, si la tiene, es a costa de uno de los cuerpos.
La metáfora es de Mary Ann Mason, de la Universidad de Berkeley, estudiosa de la situación laboral de mujeres científicas.
Ella describe a las parejas en que ambos tienen doctorado como “el problema de dos cuerpos”, que desemboca en que “un cuerpo debe ceder ante la carrera del otro y es mucho más probable que ese cuerpo sea el de la mujer”.
Su conclusión es alarmante: La formación de una familia afecta negativamente a la carrera académica de la mujer, pero no a la del hombre.
La desigualdad de género en la ciencia se observa incluso en naciones con cierta paridad y la falta de perspectiva de género.
Así como la sobrevivencia de una población requiere de una tasa mínima de nacimientos, una carrera académica exige una tasa mínima de publicaciones.
Pero, la noción de tasa incluye la variable “tiempo”, que no es equitativa para una mujer investigadora con responsabilidades familiares y para un hombre con una carga menor, o nula.
Los números son complejos. Alessando Bello, consultor de UNESCO, afirmó que “América Latina tiene la mayor proporción de investigadoras del mundo, cerca de 45 por ciento, mucho mayor que en los países desarrollados”.
Pero, Gloria Bonder, coordinadora de la Cátedra Regional UNESCO Mujer, Ciencia y Tecnología en América Latina, advierte que esta presencia “decrece notablemente en los más altos puestos de decisión”.
Si bien las mujeres “predominan en las ciencias sociales, médicas y humanidades”, faltan en las ingenierías, donde las cifras regionales son negativas.
Mujeres científicas: todavía hay una sociedad fuertemente machista
¿Es posible que los sesgos de género, tan claramente cuantificados ya, hayan producido a su vez sesgos menos evidentes en otras áreas de la actividad científica?
Bonder tiene su lista: un estudio sobre uso de aspirina en enfermedades cardiovasculares empleó más de 22.000 hombres, cero mujeres; otro, sobre factores de riesgo en presión arterial, llegó a casi 13 mil hombres, ninguna mujer.
Incluso, en sentido perversamente inverso, muchos estudios sobre trastornos en conductas alimenticias incluyen sólo mujeres.
La Fundación L´Oreal en Europa realizó una encuesta a más de 5 mil personas entre franceses, alemanes, españoles e italianos sobre el papel que juega actualmente la mujer en la ciencia.
Los resultados arrojaron que el 67% cree que en Europa la mujer no está lista para el triunfo científico. Paradógicamente argumentaron razones como la falta de confianza, carencia de espíritu competitivo y ambición.
No por casualidad, los especialistas que guiaron la encuesta eran mujeres y durante la investigación los hombres entrevistados recibían una pequeña nota donde explicaba que su respuesta estaba siendo vista por mujeres, y que eran las responsables de dicha encuesta.
Mujeres científicas: el cambio climático no es neutral
El problema que persiste es la falta de perspectiva de géneros, en plural, en la agenda de la investigación científica. Debe atenderse en todas las escalas en que es relevante.
Un libro reciente de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo sobre miradas de género en cambio climático tiene una brillante frase de apertura: “El cambio climático no es neutral”.
La ciencia haría mal en seguir ignorando una mitad del cielo. Un reporte internacional de UNESCO alerta que “la ausencia de mujeres en ciencia ha afectado las prioridades de investigación” y da un diagnóstico directo:
“Las agendas de ciencia han sido dominadas por hombres blancos y reflejan, en consecuencia, visiones masculinas de lo que es importante y relevante».
Sin embargo hay dos casos especiales para destacar.
El primero, por los cambios conceptuales al interior de la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska al entregar el Nóbel de medicina 2015 compartido, a la china Tu Youyou, quien identificó el Artmesinin, un antimalárico extraído de una planta, usada en la medicina china tradicional.
De Tu, de 85 años se sabe que es la primera mujer licenciada en farmacia por la Universidad de Pekín en ganar un Premio Nóbel . En su proyecto secreto fue apoyada por los militares con el fin de combatir la Malaria en China y para responder al llamado de auxilio desde el Norte de Vietnam.
Tu también ganó el prestigioso Premio de Investigación Médica Clínica Lasker-DeBakey en 2011 por el descubrimiento de la artemisinina y su uso en el tratamiento de la malaria. Proyectó todos los remedios tradicionales en busca de un potencial fármaco contra la malaria.
Muy al estilo de Catalina La Grande, Tu, en los primeros tests de la artemisinina con humanos, tras el éxito con animales, fue la primera voluntaria que probó su propio tratamiento.
Pero, Dijo el South China Morning Post que Tu «no es miembro de la prestigiosa Academia de Ciencias de China y que ha sido criticada por algunos científicos del continente por no acreditar su equipo. ….»
El segundo caso es el de Gabriela Emilia Letonnelier de Breteuil, Marquesa de Chatelet, amada y admirada por el polémico y siempre recordado Voltaire, quien compuso sus Instituciones de Física que desarrollaron excelentemente parte del sistema de Leibniz.
Marguerite Yourcenar argumenta en sus «Memorias de Adriano» y en boca del emperador que » La debilidad de las mujeres, como la de los esclavos depende de su condición legal.
Así las cosas, las mujeres científicas continúan como cenicientas de la ciencia. A fín de cuentas, el mundo parece no haber cambiado mucho. La historia continúa siendo circular.
Fuentes
Sci.Dev.Net, Javier Cruz, en Radar Latinoamericano.