Por Luz Elena Grisales
El Alzheimer es la forma más común de la demencia. Representa el 70 por ciento de los casos de ésta. Su prevalencia aumenta en el mundo. Un mejor cuidado vascular y cerebral alivian su impacto en la salud pública. Mantener la mente activa puede retrasar los síntomas de la enfermedad.
Esta clase de demencia, está asociada a la pérdida de memoria y otras habilidades intelectuales. Es severa e interfiere con la cotidianidad. Debido a que la mayoría de las personas que padecen de Alzhéimer viven en sus hogares, su impacto se extiende a millones de familiares, amigos y cuidadores.
¿Cuáles son las 10 Señales de Advertencia del Alzhéimer?
Estudio publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease (Revista sobre la Enfermedad de Alzheimer) se pregunta si puede el estrógeno conservar la función cerebral y reducir el riesgo de la enfermedad, cuando se lo administra pronto en la menopausia. Concluye el estudio que las mujeres que acaban de entrar en la menopausia y que recibieron estrógeno mediante un parche colocado en la piel, mostraron menos depósitos de beta-amiloides —las placas pegajosas que se encuentran en el cerebro de las personas con la enfermedad de Alzheimer. Esos depósitos, son los que dañan las neuronas y conducen a problemas cognitivos.
La Actividad mental puede retrasar los síntomas del Alzheimer, pero no la enfermedad subyacente.
Mantener la mente activa puede retrasar los síntomas del Alzheimer, pero en la mayoría de personas, la actividad no cambia la enfermedad subyacente en el cerebro, dice un estudio publicado en la edición electrónica de Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
Como resultado del estudio, las personas portadoras de un gen vinculado con el Alzheimer fueron variadas. Quienes tenían un gen llamado APOE4, contaban con por lo menos 14 años de educación y se habían mantenido mentalmente activas durante la madurez. Ellos mostraron menores niveles de las proteínas llamadas placas amiloides. Las proteínas pueden acumularse en el tejido cerebral y conducir al Alzheimer. En cambio, las personas que tenían el gen y un alto nivel de educación, pero no se mantuvieron mentalmente activas en la madurez, mostraron niveles mayores de placas amiloides.
Actualmente, cientos de científicos en la Conferencia Internacional de la Asociación para la Enfermedad de Alzheimer en Toronto (2016), intentan avanzar en la resolución de los problemas más complejos y mortales para la salud, tales como la enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
Allí, participan neurocientíficos como el Dr. Guojun Bu, de la sede de la Clínica Mayo en Florida. Su laboratorio de investigación médica ha producido más de 220 artículos arbitrados- avalados por sus pares- sobre el Alzheimer.
Recientemente se descubrió que las personas portadoras de un gen para la proteína llamada ApoE4 (2009) (principal factor genético de riesgo de alzhéimer) – corrían un riesgo significativamente mayor de desarrollar Alzheimer, en un futuro. El Dr. Bu estudió la biología de la ApoE y sus receptores y la forma como se relacionaban con la patología del alzhéimer y otras demencias (Mayo Clinic).
El Instituto Nacional del Envejecimiento y el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidente Cerebrovascular financiaron estudio de laboratorio que condujo a descubrir una nueva manera de prevenir la acumulación de la placa amiloidea, mediante la eliminación de un tipo de moléculas llamadas heparan sulfatos, que se forman en las células cerebrales y que son una de las características principales del Alzheimer ().
Para otros investigadores, factores como el estilo de vida en los pacientes ancianos que no están dementes son determinantes, para predecir un mejor futuro en la prevención del Alzhéimer, con terapia específica combinada con una mejor salud general del cerebro (The Lancet, 2016).
Se estima que en la actualidad 35.6 millones de personas viven con demencia a nivel mundial (OMS, 2013). Este número se habrá casi duplicado para el 2030 y más que triplicado para el 2050. La alta prevalencia mundial y el impacto económico de la demencia en las familias, los cuidadores y las comunidades, así como el estigma y la exclusión social asociados, presentan un importante reto para la salud pública. Mientras los diferentes sectores implicados en ésta enfermedad obtienen resultados más precisos a través de sus investigaciones, la prevención y el mejor manejo desde la asistencia social permitirían frenar y equilibrar sus efectos.